¡Carne!



¡Carne!
¡Vísceras desparramadas
por los sesos, por los labios,
ansiosos del deseo
de la mortal pirueta
de los dioses de las guerras ancestrales!
¡Carne para la boca!
¡Carne para los ojos!
¡Carne para las manos!
¡Carne para mis piernas!
¡Dame carne, más y más...!
¡Los huesos para los ángeles!

Jesús María Bustelo Acevedo

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