Se han sembrado ventanas
en la cárcel vieja
que no existe,
y crecen hasta el Infinito
ofrendando toda una fábrica de luz,
de calor
y lucidez.
Se han sembrado ventanas
en las almas obreras
para que descansen
de tantas sombrías
cadenas
que no existen.
Se han sembrado ventanas
llenas de paraísos
y millones y millones de biblias
judías
ya no podrán escribirse.
Todo un ejercito de ventanas
paradisíacas
asegura la victoria
de la Paz,
¡namasque!
Jesús María Bustelo Acevedo
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