Tenemos un trucundruku
que no se puede aguantar,
pero todos lo aguantamos
por no aguantar la verdad.
Y es el reverso que canta
más que un portero borracho,
la trampa de la mentira
que hasta con fe abanderamos.
El trapo que nos disipa
las tinieblas, y las dudas,
no las tinieblas del fondo,
porque en el fondo son tuyas.
Trucundruku que gobierna,
trucundruku que domina,
trucundruku que, negándolos,
es el camino y la vida.
Jesús María Bustelo Acevedo
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